El complejo cuenta con 6 domos, equipados con el confort de un hotel, distanciados unos de otros y mimetizados con la vegetación, lo que le da un marco de privacidad exclusivo. Una piscina natural increíble recibe las aguas del río Amboy enmarcada por árboles y vegetación silvestre.

Está en el corazón de un campo de sierras de 23 hectáreas que conjuga la naturaleza en su máxima expresión: lo atraviesan el río y las lomas, mantiene la vegetación autóctona en mínima combinación con especies exóticas, y sus miradores naturales derivan en vistas inolvidables.

Tiene dos ranchos que fueron remodelados respetando el estilo original de construcción: paredes de adobe y techos de caña, paja y barro. Ellos son el atractivo histórico del lugar, ya que llevan más de 160 años en pie.

Algarrobos, aromitos, chañares, pinos, nogales, acacias, cañaverales, moras y frutales son parte de la arboleda que nos acompaña. Las aromáticas hijas de la región también se huelen en el aire: la peperina, el cedrón y tantas otras que aportan el sabor irresistible a nuestros mates cotidianos.

Te recibimos en la tranquera de ingreso, podrás recorrer los senderos en breves o prolongadas caminatas, o en bicicleta, de acuerdo a lo que más te guste hacer, podrás elegir los miradores y las cuevas naturales que aparecen por aquí o por allá y conocer así hasta el último rincón del campo. La granja de animales y la huerta orgánica abastecerán en poco tiempo más nuestra cocina, respetuosa de llevar a la mesa las recetas sabrosas que estás esperando. La iluminación de todo el predio se alimenta de energía solar, el agua de vertiente natural se escucha susurrar en el viento y es donde abrevamos todos, y también, separamos y reciclamos nuestros residuos.